Costablanca

Un restaurante de los que no aparece en casi ninguna guía ‘convencional’ pero que tiene lleno de punta a punta de año, incluso por las noches entre semana. Este dato habla bien a las claras del local, recientemente renovado y adaptado a los nuevos tiempos. Siete u ocho mesas conforman su selecto aforo.

Comida de mercado y de temporada pero con dos imprescindibles para los amantes del buen yantar: el steak tártar y el souflé.

El primero es de una calidad fuera de duda. Posiblemente el mejor que se pueda comer por estos lares. Magistralmente preparado delante del comensal y a gusto de éste con constantes catas de sabor. Ello y la calidad indiscutible de la carne predisponen al deleite del paladar más exigente.

Para rematar una buena comida el souflé sí o sí. Un postre en desuso, pero que Paco se resiste a dejar de hacerlo. A la antigua usanza francesa con helados varios, bizcocho en la  base, una clara montada al momento y flambeada en el punto justo para llegar a la mesa y predisponernos a tocar el cielo.

Dispone de un menú especial los viernes a mediodía al ajustado precio de 20 euros. Conviene reservar si se quiere disfrutar de las viandas de este local ubicado al final de la calle Padre Manjón.

Texto: José Enrique Gálvez / Fotos: R. C.