Finca Alsacia, un proyecto social para ayudar a la gente produciendo el mejor café

por Miguel Angel Bañón Ortuño


Eran las 3 de la tarde y un hombre ataviado con el típico sombrero colombiano nos esperaba en Éxtasis Café, en la plaza del pueblo de Buenavista. Se llama Leonel Martinez, Don Leo, propietario de la Finca Alsacia. Después de degustar un ‘espresso’ de su cosecha, bajamos hasta la finca, descubriendo un sinfín de variedades de la fauna del Quindio, mientras nos contaba su largo viaje.

Inició su vida como recolector de café a los 9 años. En esa época la pobreza les inducía a trabajar muy temprano y sin estudios; la cultura no era la de superarse intelectualmente. Rápidamente empezaron a sufrir los rigores de una clase adinerada y, en medio de la guerrilla, fueron engañados y desplazados, supuestamente donde había muchos cultivos de café, en la sierra nevada de Santa Marta. En realidad, fue un pretexto para llevarles a campos de cultivo de marihuana para recolectarla, bajarla a la playa y enviarla a distintos países por barco, cobrando un buen sueldo.

Allí surgió la bonanza marimbera, contada en una película llamada ‘Pájaros de Verano’, donde se cuenta buena parte de lo que allí se vivió. En el año 1984 le trasladaron hasta los cultivos de coca como recolector o ‘raspachín’ (así se les llama a los que realizan ese trabajo), llegó a ser una persona respetada, ascendió a la categoría químico y aprendió a manejar todo lo que se manipula para sacar el veneno de la planta, como es la sal liviana, gasolina, sulfúrico, amoniaco, permanganato, hasta incluso con cemento, todo proporcionado por los dueños del cultivo.

Cuando recibió el primer pago -180.000 pesos, unos 50 euros-, se sintió grande, poderoso y sintió la misma prepotencia que los narcotraficantes, pero 2 o 3 horas más tarde, acostado en su hamaca con la cabeza fría, empezaron a surgir los valores y los principios enseñados por sus familiares y cultura. Se sintió como el ser más despreciable y miserable del mundo. Por primera vez empezaba a valorar que por culpa suya miles de personas se veían afectadas por la vergüenza y el horror de la droga y que tal vez habrían miles de jóvenes destruidos por el trabajo que estaba haciendo por dinero. Esa misma noche «Dios me dio la fuerza para escapar de aquel infierno, selva a través». Sin medir las consecuencias, si le iba a tragar vivo la selva o si los narcos le iban a matar, o incluso hasta las pulgas como bien dice, tomó la decisión y consiguió llegar a su tierra con su mujer e hijo, de pocos meses nacido.

Con el dinero recolectado de su trabajo con los narcos llegó a montar una pequeña tienda de alimentación. Crecieron muy rápido y en el año 2009 consiguieron varias propiedades, disfrutando de una vida lucrativa, pero nunca se sentía feliz ni realizado con el trabajo que estaba haciendo, sin moral ninguna anhelando el trabajo que había realizado toda su vida. Un día le dijo a su familia que era hora de vender todo lo que tenían y regresar al campo para comprar una finca y mostrarle a Colombia entera que no hay necesidad de humillar, ni herir, ni esclavizar a nadie para vivir bien. Su anhelo era poder mostrar a todos los dueños de fincas que el trabajador más humilde de su finca tiene que alimentarse, dormir y cobrar igual que su hijo y, lo más importante, valorarse como ser humano, cosa que ellos no habían podido tener jamás.

Se pusieron de acuerdo y compraron la finca con el apoyo familiar y de un socio, que le ayudó en el proyecto con el afán de sostenerlo, porque los precios del mercado no lo permitían y los trabajadores  llevarían una vida indigna por no poder pagarles merecidamente. Decidió especializarse en un café especial, participando en varios concursos y quedando en puestos muy destacados. De esa manera empezaron a distribuir su café en cafeterías de Colombia, en la región del Quindio, a un precio justo para poder sostener su proyecto, que todavía no era suficiente.

Con la ayuda de varias entidades que aportaron ideas e iniciativas introdujeron nuevas tendencias en cafés especiales como el enmielado (honey), semi enmielado (white honey), natural y el lavado clásico, cafés de muy alta calidad y con un proceso de selección que consta de 5 controles de calidad. El problema surgió cuando vieron que no tenían a quién vender ese café y se vieron obligados a crear un tour para hacer que los visitantes de todo el mundo se dieran cuenta de que allí había algo especial para ver, consumir y abrir mercado, contando la realidad de la cultura cafetera, contando su vida personal y que el mundo entero conociera todo lo que hay detrás de una taza de café.

El proyecto no termina ahí, ya que lo más importante es la estabilidad económica y las bonificaciones que proporcionan a los trabajadores, algo que él nunca recibió que y en muchas fincas de Colombia provoca que madres, cabezas de familia y gente muy joven trabajen desprotegidas por el precio que marca el mercado.

El suyo es un proyecto social, humano, dirigido a las personas más humildes y desprotegidas, donde todo el equipo familiar no tienen reparos en sacrificar su descanso, vacaciones y festivos, y todo ello es recompensado por un trabajador alegre, comiéndose su almuerzo bien preparado y bien servido y consiguiendo que esta persona se sienta útil a la sociedad, que es lo más importante para ellos, recuperando ese relevo generacional de antaño.

Los precios actuales del café no compensan el coste de producción en la mayoría de los casos, abocándose a retirar las plantaciones, ya que no llegan a ser sostenibles y provocan que los recolectores trabajen en malas condiciones. Su propósito es dar a conocer su café en varios países y acceder a un mercado de comercio justo, orgánico, ya que no utilizan ningún químico, y de esa manera promocionan un café de una calidad muy limpia, el cual tiene un gran trabajo.

Pudimos comprobar que aquello de los que nos hablaba era verdad. Llegamos a la finca apresurándonos para ver la puesta de sol en un lugar idílico, con cafetales en fruto y flor que desprenden su aroma característico, mientras el sol se escondía. Seguidamente, su mujer nos preparó una magnifica cena mientras conversábamos hasta altas horas de la noche. A las 5.30  horas de la mañana nos despertamos con el sonido de una gran variedad de aves, mientras Don Leo nos preparaba un ‘tintico’, pudiendo descubrir la gran calidad de su café.

Enhorabuena por conseguir vuestro proyecto sostenible con esa pasión y sabiduría que mostráis y ojalá que vuestro café pueda ser descubierto en cualquier rincón del mundo, ¡Felicidades y hasta pronto!


 

 

 

 

 

 

 

 

Miguel Angel Bañón Ortuño  es AST Trainer Authorized SCA & Coffee Check de Café Jurado.



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