Colleita, de Antonio Montero
Por Vanesa Agulló.
En un viaje por Galicia compartimos mesa y mantel con una familia tradicional. Nos contaron que el Ribeiro es el vino que toda familia, o amigos de la familia, elabora. Es el vino que acompaña el día a día, que habla de reuniones, de trabajos duros en el campo o en el mar, que se sirve en jarra o botella sin etiquetar y no se conoce bien su graduación.
Aún así existen, como no puede ser de otra manera, grandes bodegas que demuestran que pueden incorporar tradición y evolución de una manera equilibrada. Encarnar las distintas etapas de la vida de un hombre en un solo cuerpo, con forma de vino, es el reto logrado por el abuelo, el padre y el nieto de esta bodega.
Hoy hablamos de Colleita, el Ribeiro de Antonio Montero.
Pero antes debemos saber que la denominada Región de Ribeiro es privilegiada por su clima y gracias a él posibilita el cultivo de preciadas vid que destacan como la Treixadura, el Torrontés, o el Luoreiro. El Miño, el Avia y el Arnoia bañan estas estupendas tierras, impregnando belleza e historia, que puede reflejarse en una copa de vino.
No puedo negar que tengo especial predilección por los vinos hechos ‘a mano’. Esos que todavía dependen de decisiones que corresponden a la sabiduría y experiencia. Y si algo define el carácter de este producto, esto es, sin duda, el sello artesanal de su trabajo. Desde el cultivo de las cepas y la selección de las uvas hasta la elaboración de loscaldos, todo se hace de forma artesana siguiendo las técnicas tradicionales del Ribeiro y
respetando su ecosistema natural. El resultado, un producto de una calidad incomparable.
Un artesano, un trabajador hábil, como aquellos que sirven el vino casero en sus casas, puede elaborar un vino joven, fresco y lleno de vida que puede sorprender a grandes paladares.
Tipo de vino: Ribeiro blanco joven.
Variedades: Treixadura y Palomino.
Elaboración: Fermentación en depósitos de acero inoxidable con temperatura
controlada. Estabilización en frío.
Bodega: Antonio Montero
D.O. Ribeiro
Notas de cata:
Fase visual: Amarillo pajizo, destellos de verde claro. brillante y limpio.
Fase olfativa: Intensidad media, fruta recién cortada, floral, manzana verde, y
hierbabuena.
Fase gustativa: Vino muy fresco, con toques secos debido a la uva Palomino,
refrescante, vivo, y de carácter jóven que invitan a sentarse a la mesa.
Maridamos con: Por supuesto, con una empanada gallega casera, berberechos al natural (mejor fríos que calientes), ideal para empezar un aperitivo ya que prepara perfectamente las papilas gustativas. Combina perfectamente también con un arroz caldoso, no demasiado potente y ternera lechal no muy condimentada.
Servir muy frio y recordar que tiene sensaciones de estar pisando hierba húmeda.
Vanesa Agulló es sumiller del Restaurante Pintxo Kalea